martes, 13 de mayo de 2014

Parque Arví, una realidad que muchos no conocen.

Son las 9:30am y suena el pito del Twingo de placas EWS 124 de Envigado, propiedad de mi gran amigo Juan Carlos, el día esta frío y no para de llover desde la madrugada pero eso no es impedimento para cumplir con nuestra misión, rápidamente agarro los equipos que por esos días guardábamos en mi casa; una cámara de video Sony Full HD, cámara de fotografía Samsung Full HD, un micrófono de solapa y uno de mano, grabadora periodista y todo lo necesario para una investigación de campo. El objetivo era claro, lograr testimonios de al menos un habitante de la vereda Mazo ubicada en el corregimiento de Santa Elena en el municipio de Medellín con respecto a la llegada del Parque Arví. Para esto ya teníamos toda la estrategia planeada desde unos días atrás cuando nos reunimos con el señor Rubén Figueroa miembro de la mesa de trabajo en la acción comunal de la vereda. 

Subiendo por la vía que comunica el centro de Medellín con el corregimiento de Santa Elena hicimos el contacto con el señor Rubén quien nos direccionó hacía la persona encargada de recibirnos y darnos su testimonio acerca de la irrupción del Parque Arví en la zona y lo afectados que se han visto los habitantes por la llegada de este parque ecológico. “Bueno muchachos, ustedes llegan al primer parqueadero grandote que hay en la entrada de la vereda Mazo y ahí, a unos 100 metros a mano derecha está la finca de la familia Álzate, es una finca muy bonita, con unos corredores llenos de matas florecidas, eso no tiene perdida”. Apuntamos las coordenadas en el diario de campo que tenía apoyado en mis piernas mientras con la otra sostenía el teléfono móvil con el cual nos estábamos comunicando con el miembro de la mesa. Con la seguridad de tener el personaje ya listo para cumplir el objetivo continuamos con nuestro ascenso por las impresionantes curvas que dibujan la muy temida carretera a Santa Elena, la lluvia se intensificaba a medida que avanzábamos los kilómetros y nos adentrábamos en esa montaña rocosa y llena de volados que dejan divisar toda la bella villa como es conocida nuestra ciudad. 

A lo lejos y luego de 20 minutos de lluvia, frío y una extensa charla con Juan Carlos decidiendo las preguntas que llevaríamos a nuestro encuentro y cómo íbamos abordar el tema del parque con la persona que nos recibiera, llegamos a las partidas que conducen hacía el centro de Santa Elena y hacía el Parque Arví, siendo este último nuestro destino. “Ojo pues nos pasamos que con este día tan feo y que nos toque devolvernos quedaría muy de para arriba”, me dice Juan Carlos. Tranquilo que yo conozco ese parqueadero del cual nos explico don Rubén, le afirme con voz serena y confiada. No habían pasado muchos minutos luego de nuestro desvío y terminando una curva muy cerrada ahí estaba, el parqueadero que nos aseguraba estar 100 metros más cerca de la meta. “Este pendiente que ya vamos a llegar, busque la finca llena de matas que nos dijo don Rubén”, dice Juan mientras conduce y activa las plumillas limpiabrisas del avión como suele llamar a su querido Twingo. Miré y le dije, esa debe ser, la blanquita con zócalo rojo, pura finca montañera, la tradicional de bareque construida por los abuelos de nuestros abuelos. Llegando al portón volvió a sonar el pito del avión, a lo que respondió un silbido a lo lejos mientras una mano se movía de un lado para otro indicando que ya nos habían escuchado. “Buenos días muchachos, bienvenidos, sigan que desde hace rato los estamos esperando”, nos recibe don Andrés Felipe Álzate un hombre de unos 37 o 40 años de edad habitante de la vereda Mazo y quinto hijo del señor Jorge de Jesús Álzate fundador y uno de los primeros en habitar dicha vereda. “Ustedes son los de la Universidad Cooperativa que mando don Ruben para lo de la entrevista, cierto?”, claro, respondimos en coro mi compañero y yo. Nosotros solo queremos charlar y que nos cuente como ha sido toda la llegada del Parque Arví a la zona y como se han visto afectados con la irrupción de este proyecto. “Esto es algo muy complejo muchachos porque en las noticias solo sale lo bueno del parque, nunca van a mostrar la horrible realidad, y mínimo ustedes van hacer lo mismo”, expresa don Andrés con una cara de desilusión como si no fuera lo que estaba esperando de nosotros. No! fue la respuesta inmediata que le dimos con su respectiva justificación, nosotros queremos mostrar y denunciar lo feo que está pasando acá en la zona desde la llegada del parque, eso es lo que nos interesa y nuestro primordial objetivo. Sus ojos expresan la incredulidad de una persona sin esperanza y sin fe, pero algo muy adentro le dice que confié en nosotros y lo hace, “Hágale muchachos nada perdemos, así ellos sean más poderosos que nosotros algún día tienen que escuchar y que el mundo vea lo que nos han venido hacer con la puesta en marcha de ese Parque Arví”. Me apresuré de inmediato, desempacamos las cámaras, el micrófono, la grabadora periodista y mi diario de campo que no me desampara en este tipo de actividades. “Alambrelo bien y revise que el micrófono tenga las pilas buenas”, fueron las palabras que expresó Juan Carlos mientras ponía a punto la Sony HD en su respectivo trípode. Y ahí estábamos, con el popular conteo regresivo, “5, 4, 3, 2, Habla…”.

Por: Juan Carlos Rodríguez Ortiz
        Diego Alexander Arboleda Rodríguez.

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